(Con mi cariño, para la Plataforma de Afectados por la Hipoteca)
—¡Calla y arregla de una vez la cisterna del váter, que gotea!
—Me callo, pero tu obsesión de poner la otra mejilla, la estás llevando demasiado lejos Herminia.
—No es obsesión, así nos educaron nuestros padres, siempre con la cabeza bien alta.
—No se lo merecen Herminia, no se lo merecen.
—Tienes razón, pero aunque no se lo merezcan, entregaremos la casa como Dios manda.
—¡Ay! ¿Por qué se nos ocurrió firmar el dichoso aval?
—No me vengas con esas ahora Remigio, sabes perfectamente que por nuestros hijos, lo volveríamos a hacer.
Ángel Descalzo, 13 de Abril de 2013
Me encantó, y es taaan cierto…. Las dos cosas, lo que haces por los hijos y la educación que te dieron siempre.